sábado, 20 de abril de 2013

Ab-grund



La anterior entrada resultó cortada de una manera espontanea. Trataré de continuar y de entender este nuevo formato del Blogspot. Hace algunos años era más común la proliferación de estas bitácoras. Creo que para esta "entrada", les hablaré de una idea que tuve hace varios años y que escribí en algún archivo y que rebuscando no he podido encontrar. 

Supuse una fotografía enorme en el estudio de un viejo abogado, la fotografía de una multitud en una avenida como la Tacna, en una protesta durante los 80 en el primer gobierno de Alan García. Y supuse también un par de brazos alzados de mujer sobre la línea o el horizonte de la multitud. Estos brazos además parecía delimitar una elipse o una circunferencia, como si abrazasen un cuerpo invisible. La fotografía ocupaba el lugar más notorio del estudio, el viejo abogado (cuyo apellido recordaba a un antiguo abogado y congresista de los años 20) escribía a mano sobre su escritorio. La descripción concluía con su joven asistente delgaducho y ligeramente tartamudo, extrañamente un estudiante de Literatura, qué se rompía la cabeza armando cuentos.

De allí no sabía, cómo seguir. Creo que aquí empieza esa indómita línea de lo que sabes y no-sabes cuando redactas un texto, lo que describe Deleuze en Diferencia y Repetición. Aquí, seguramente, podría devenir un problema epistemológico acerca de que el narrador debe conocer absolutamente todas las aristas de su narración. Evidentemente desde una intuición inmediata quizás conozca el núcleo que posibilita el desarrollo de las diferentes vías, las cuales algunos opinan que son posibilidades infinitas de bifurcación. Por el contrario, yo creo que es un centro con un contenido que no soporta de más conocimiento que la dolorosa caída de una lucha circular. En otras palabras, sigue siendo una misma "cosa" de la cual emana diferentes modos de "formas" literarias. Sin embargo, esto ya es metafísica. 

Lo que parece cierto es que no conocemos todas las posibilidades cuando escribimos un texto, incluso cuando lo concluimos, y al parecer tampoco es necesario saberlas. Esto me lleva a recordar ciertas conversaciones  con varias personas sobre la poesía; entonces, yo parto de una creencia: la poesía es violenta y poderosa (Gewalt und Gewalt) y tomando en cuenta, quizás una sesgada perspectiva, originaria. Este último punto, si la memoria no me traiciona, me remite al Informe de Brodie de Borges, el miembro de la tribu incivilizada que observa hacia el cielo, es quien termina descubriendo la poesía. Este alumbramiento de la palabra condena al aislamiento a su descubridor, debe huir alejándose de la aldea. Esta ruptura, parece reflejar el rompimiento con lo animal (con lo incivilizado): huimos. De esta forma, quizás la poesía de vanguardia y las afirmaciones de concebir a la poesía como ruptura no decante en meras construcciones intelectuales, sino en una real transformación de la humanidad. Una transformación que se encuentra dividida por abismos (Ab-grund).

Con poca claridad, recuerdo que mencionaba que algunas de las características notorias de la fotografía eran el movimiento y la sensación de borrado de las formas. El viejo abogado parecía encontrar en la fotografía un recuerdo, un signo que estaba escondido en lo público. Cada día, atendía varios clientes y su asistente tomaba notas y ayudaba con el archivo, era doctor en algún especialidad jurídica. No lo recuerdo bien. El estudiante, en cambio, era pronvinciano, había estudiado en una Gran Unidad Escolar y debido a cierta obstinación y buena fortuna no terminó estudiando alguna carrera corta en algún  instituto o universidad de Santa Beatriz. Más de esto supongo que ya no sé muy bien.

Quizás los brazos ya son solo una imagen. Innegable obstinación de la memoria, colocar el horizonte sin la rosa, un nombre que no permanece, también es obstinación, pero no la misma. Porque regresan las golondrinas en verano y son verano. La aferración son signos. Mientras avanzan los peatones afuera de la oficina. Se recupera el movimiento. Muere la belleza porque desde antigua ha sido perfecta, entonces el devenir del mar siempre es. Fea las circunflexas y torpes piernas de una mujer. Qué memoria, porque en ella se expande el agua, el agua volátil dentro de la cabeza. Y lo que es: la tinta de la firma sobre el cheque de un  muchacho flaco. Y la palabra escueta. Se esconden  los abismos, porque es hórrido. Y tranquilo olvidar el cielo. Y necesario abrazar el invisible cuerpo, una vez, al menos, sobre el horizonte.

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